A lo largo de la vida enfrentamos toda clase de situaciones que ponen a prueba nuestras capacidades. En algunas ocasiones podemos salir bien librados; sin embargo, resulta Inevitable que en ciertos momentos terminemos estrellados contra la pared. Es normal que al atravesar una mala racha, emociones negativas nos invadan y podamos sentirnos derrotados, abatidos, inferiores e incapaces.
ANTES DE… PIENSA A CONCIENCIA QUE…
Aunque caer en este tipo de estado emocional es inevitable, Es importante saber canalizar y manejar las emociones negativas y evitar quedar estancados emocionalmente pues:
- Cuando damos rienda suelta a nuestras emociones negativas, es como si introdujeramos sustancias peligrosas en nuestros cuerpos. Éstas nos encorvan, esconden, cercan, recortan, prohíben o condicionan. ¡Nos estamos envenenando!.
- El mal hábito emocional se parece mucho a uno físico: morderse las uñas, hablar a gritos, no saludar, hablar con la boca llena, estornudar sin cubrirse la nariz, etcétera. poco a poco los volvemos parte de nosotros y se presentan como un reflejo: se convierten en una respuesta fija.
- Estos terribles males a menudo se presentan en grupos. La poca autoestima, el masoquismo y el miedo al rechazo, por ejemplo, forman un solo grupo.
- La pena, la tristeza, la desesperación, cuando se relacionan con episodios dolorosos reales, forman parte de la vida. Tienen un principio y un fin. Pero lo que nos ocupa es el pesimismo crónico y constante, qué afecta todo lo que hacemos y se nos adhiere como una sanguijuela psicológica.
- Tanto el falso optimismo, como El excesivo pesimismo son actitudes erróneas y enfermizas que nos llevan hacia una gran cadena de cánceres mentales.
- Somos firmes candidatos para los malos hábitos emocionales si exhibimos el síndrome del centro del universo; sí negamos que podemos cambiar; si llevamos a todas partes un detector de errores; si tenemos el complejo de Job: “¿Por qué a mí?”; si constantemente nos formulamos preguntas que no tienen respuesta y si ponemos mayor énfasis en todo lo malo que nos pasa y no en lo bueno.
- No estamos condenados a vivir siempre con esta forma de pensar. A diferencia del color de ojos o la estatura, nuestra conducta ¡Claro que se puede modificar!
Es común prestar mucha atención o darle importancia a asuntos que no la merecen, nos enfocamos demasiado en ellos y desperdiciamos tiempo y energía que podríamos aprovechar en otras actividades, por ello es importante encontrar el equilibrio y colocar todo en su justa dimensión.